"Exactamente, ¿Qué es un APOSTOL?"

Capítulo 3

Un Apóstol: Echa los Fundamentos

Es muy claro comprender los fundamentos sobre los cuales es construida la verdadera Iglesia. En Efesios 2, Pablo habla de la Iglesia como una casa de familia en la que están "edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo" (Efesios 2:20).

Alineados con la Piedra del Ángulo

Cuando una edificación era construida durante aquel tiempo, y, en algunos casos, aún hoy, una gran piedra de ángulo era siempre la primera piedra que se echaba. Esta piedra era, entonces, usada como el punto principal de referencia singular para la completa estructura. En el caso de la Iglesia, Jesucristo - la Palabra viviente de Dios - es, claramente, esa piedra (Efesios 2:20). Sin embargo, la forma en la cual las paredes estaban entonces alineadas, no era simplemente con referencia a la piedra del ángulo directamente, sino con el fundamento que se encontraba verticalmente debajo de cada sección de la edificación.

De la misma manera que cada sección del fundamento es medida y alineada cuidadosamente desde la piedra del ángulo y alineada con ella, entonces, las paredes resultantes, encima de los fundamentos, estarán también alineadas y de conformidad. Es sólo por medio del uso de este simple proceso que la unidad de la edificación es preservada. Como dice Pablo: "en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor" (Efesios 2:21).

La responsabilidad de alinear cuidadosamente con la Piedra del Ángulo no fue algo dado al ministerio en general, sino, de acuerdo con esta escritura en Efesios, y varias otras, el control continuó en los apóstoles (I Corintios 3:10; I Corintios 12:28; Efesios 3:5; 4:11; II Pedro 3:2; Judas 1:17; Apocalipsis 21:14). El deber del ministerio general, como administradores fieles (I Corintios 4:2), era alinear cuidadosamente sus propias enseñanzas con esos fundamentos - enseñando solamente como a ellos les había sido enseñado (Tito 1:9, II Timoteo 1:13; Judas 1:3; II Tesalonicenses 2:15).

Un Templo Espiritual

La profecía dada en Malaquías, implica que un templo, teniendo tales fundamentos, estará bajo construcción, justo antes del regreso de Cristo. El templo al cual "vendrá súbitamente… el Señor, a quien vosotros buscáis," (Malaquías 3:1) es claramente un templo espiritual - compuesto de personas resucitadas - no meras piedras y madera. Antes de la primera venida de Cristo, Juan el Bautista tenía que "preparar el camino delante de mi" (Malaquías 3:1), y cumplió este versículo, de conformidad con el ángel, por medio de "preparar al Señor un pueblo bien dispuesto" (Lucas 1:17).

Este cumplimiento espiritual de preparar gente como parte de un templo espiritual, llega a ser aún más claro en la descripción que Pablo hace de la Iglesia: Un edificio que "bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor" (Efesios 2:21). Adicionalmente, una profecía en Hageo describe la gloria de esta última casa, que será "mayor que la primera, ha dicho el Eterno de los ejércitos; y daré paz en este lugar" (Hageo 2:9). Esta profecía no fue cumplida físicamente por el templo construido entonces, pues no sólo fue inferior al templo de Salomón (Esdras 3:12), sino, poca o ninguna paz fue subsecuentemente asociada con éste. Así que, un cumplimiento espiritual es evidente.

Para que el templo profetizado en Malaquías, templo espiritual al cual Cristo regresará, sea glorificado y unificado, debe, al igual que el edificio físico, estar alineado a un fundamento particular - fundamento establecido por Dios a través de sus apóstoles y profetas. Solamente entonces, puede la estructura, en consecuencia, ser apropiadamente "juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu" (Efesios 2:22). Es por esto que el individuo profetizado para ser enviado (un apóstol) para preparar el camino antes de la segunda venida del Mesías (Malaquías 3:1) es tan importante. La razón por la que él es enviado es para restaurar los mismos fundamentos requeridos por Dios en su Iglesia del tiempo del fin, permitiendo que esto sea parte del templo espiritual al cual Cristo está profetizado regresar. El que establece los fundamentos en Su Iglesia es siempre Jesucristo, pero Él ha resuelto hacer eso por medio del envío de un ser humano - un apóstol - a su pueblo, con aquellas verdades fundacionales.

Solamente por Revelación

El apóstol Pablo cumplió también tal papel. Leemos en Efesios: "…de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; que por revelación me fue declarado el misterio" (Efesios 3:2-3). A Pablo le fue dado conocimiento revelado de Dios - describiéndolo como "el misterio" (Efesios 3:3,4), el cual fue único para él. Esto involucró la comprensión de que los Gentiles serían parte del Templo Santo que Dios estaba construyendo.

El Judaísmo no tuvo compresión de este concepto. Solamente cuando Pedro se encontró con Cornelio (Hechos 10: 10-48) empezó Dios a revelar esta comprensión a su Iglesia. Pero, entonces, Dios seleccionó y envió a Pablo - como apóstol enviado a los Gentiles - para llevarla a cabo. Esta comisión dada al apóstol Pablo, fue una "que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu" (Efesios 3:5). El tiempo de Dios había llegado, y el fundamento, establecido aquí en la Iglesia de Éfeso por Pablo, consistió en conocimiento fundacional revelado - enseñanza troncal del árbol - que era nuevo, o restaurado de alguna manera; dado específicamente por Dios para su pueblo.

Ocasionalmente, un profeta del Nuevo Testamento sería usado por Dios para recibir información específica, pero, aún en tales casos, un apóstol sería usado para diseminar ese conocimiento en la Iglesia (cf. Hechos 11:27-28 con Romanos 15:25-28). Dios usó apóstoles para hacer la obra de poner los fundamentos del conocimiento revelado dentro de la Iglesia. Ellos fueron enviados a implementar la revelación, de acuerdo con "El Camino" que Dios les había ordenado - preservando así esta unidad vital dentro de la Iglesia de Dios.

Podemos concluir, por lo tanto, que los profetas mencionados como el fundamento, en Efesios 2:20, fueron, ciertamente, casi todos los profetas del Antiguo Testamento, a los cuales vino originalmente la Palabra de Dios, y a través de quienes las Escrituras Hebreas fueron entregadas. Pablo habla de este fundamento en Romanos, cuando dice: "Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras" (Romanos 1:1-2). Inversamente, los profetas mencionados en Efesios 3:5, en función de haber recibido revelación de actualidad, serían aquellos encontrados dentro del Nuevo Testamento, a quienes fue dado ocasionalmente mensajes específicos de Dios, destinados a ser entregados a las Iglesias plenamente establecidas (cf. I Corintios 14:4, 22).

En Resumen

Profetas del Nuevo Testamento fueron usados ocasionalmente por Dios para entregar mensajes específicos a la Iglesia plenamente establecida. Pero, el trabajo principal de un apóstol fue tender el verdadero cimiento que solamente puede venir como conocimiento revelado, enviado por Dios. Por esta función, ellos son mencionados con los profetas del Antiguo Testamento como formando los mismos fundamentos de la Iglesia de Dios. El trabajo primario de un apóstol - incluyendo el apóstol profetizado para la construcción del templo espiritual del tiempo del fin - es echar los fundamentos espirituales.